Vivir en un fraccionamiento cerrado no siempre garantiza seguridad. En León, Guanajuato, los delitos menores y accesos irregulares son cada vez más comunes incluso en zonas privadas.
Si notas alguna de estas situaciones en tu colonia, es momento de considerar un servicio de vigilancia profesional residencial:
1. Accesos sin control
¿Cualquiera puede ingresar al fraccionamiento sin registro? ¿No hay bitácora de visitantes o lectura de placas? La falta de control de acceso es una invitación directa a situaciones de riesgo.
2. Robos o incidentes frecuentes
Cuando comienzan a reportarse robos menores, vandalismo o personas ajenas merodeando, es una señal clara de que no existe disuasión visible ni rondines activos.
3. Guardias sin preparación o sin uniformes
Tener "guardias" sin uniforme, sin identificación o sin preparación no es seguridad real. Es importante que el personal esté capacitado y cuente con presencia formal.
4. Falta de rondines y monitoreo
Un buen servicio de vigilancia incluye rondines documentados, recorridos perimetrales, revisión de accesos y verificación de áreas comunes. Si esto no ocurre, hay una brecha de seguridad.
5. Malas prácticas y falta de supervisión
Guardias que se duermen, no portan radio, usan el celular todo el tiempo o no responden ante un reporte... Es una señal de que no hay supervisión ni control del servicio.
